Federico GarcÃa Lorca y sus amigos – literatos y artistas- solÃan acudir durante los años 30 a la taberna Casa Pascual, situada en la calle Luna, junto a la calle san Roque.
Lo rodeaba una corte de poetas, artistas y amigos que se lo disputaban, tantas era su simpatÃa y su gracia, eso que en España llaman “ángel”. Federico, moreno, de cejas negras y cabellos estirados hacÃa atrás, con lunares en la cara redonda y una corbata de enorme nudo, tenÃa ángel a raudales.Hablaba, chispeante, inteligente, ilustrando a veces su conversación con una estrofa o una copla
Luis Enrique Délano
…Aquellos eran dÃas felices.
NOTA: la calle Luna ha sido, tradicionalmente, lugar de encuentro de bohemios